En mis tiempos libres me gusta el Internet. Soy un apasionado de los viajes y se me da bien cocinar y cantar, de ahí que haya abierto un blog para (casi) todas mis aficiones.
Las truchas, junto con el abadejo, el congrio o las sardinas de cubo eran, antiguamente, los únicos pescados que podían degustarse en Aragon, una tierra sin mar.
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